Mitos griegos





Aphrodite is the goddess of love, she lives in the mount olympus.

She was born as an adult, nubile and infinitely desirable, she was born from the sea foam.

Aphrodite is tall, slim and she has very long brown hair.

She is vain, moody and susceptible.

Aphrodite was married to hephaestus but she has many lovers, her son was Eros.



Teseo was a hero. He is from Trecen.

He´s very strong. He has got a big resistence. He has got short and dark eyes. Teseo is very big. He has got dark and small eyes and a big beard. Teseo wears greek methal clothes and a skirt.

Teseo is arrogant, ungrateful, cruel traitor, courageus but he´s faithful too.

Teseo´s father are Zeus and Egeo, his mother is Etra. Fedra is Teseo´s wife and Hipolito is Teseo´s son.



Written by Jorge González 1ºA



Como parte de la tarea integrada Mitomanía en el Losada, los alumnos de 1º han inventado mitos a partir de la información estudiada en Sociales, la visita al Planetario de Naturales y la lectura  y análisis de los Mitos griegos en Lengua. A continuación recogemos algunas de sus historias.


En el monte Olimpo  vivía  Ariadna. Ariadna era hija del dios de los árboles y de la diosa de las rosas, ella era la diosa de las rosas. Era una chica  bella como los luceros y con las mejillas rojas como las rosas de las que era diosa.

 Ariadna  vivía encerrada en un laberinto sola y envuelta en la pena,  pues sus padres temían que la chica se enamorara de alguien que ellos no aceptaran, cada mes le enviaban un pretendiente pero la diosa siempre se escapaba o simplemente lo rechazaba. Porque ella buscaba un chico dulce bueno y que la quisiera, no buscaba la belleza física si  no la interior y no se conformaba con cualquiera, pues pensaba en que esa persona sería con quien viviera toda su vida.

Uno de los meses sus padres le mandaron como pretendiente al hijo del mismísimo rey de Atenas, pero la joven, antes de verlo lo rechazó, entonces el príncipe le envió a uno de sus esclavos para que la convenciera de que le aceptara, la diosa aceptó la visita. La  diosa esperaba con impaciencia la visita. Al ver al esclavo quedó completamente enamorada de él, vio a un chico dulce, bueno, justo lo que ella buscaba, además era bastante guapo. El esclavo también se enamoró de ella no por ser una diosa sino por que ella era una chica buena, con carácter y con las ideas muy claras, sabía lo que hacer con su vida. Pasaron varios días, cada día mas enamorados, sin  que nadie se diera cuenta el esclavo sacó a la diosa del laberinto. Ambos escaparon del Olimpo y de Grecia. Ya lejos de Grecia se refugiaron en unas cuevas que parecían haber sido habitadas no hace mucho, porque el fuego aún estaba encendido. Su vida fuera de sus hogares era bastante difícil, tenían que sobrevivir a los peligros de la naturaleza además tenían que encontrar sus alimentos, mientras Ariadna recolectaba y sembraba en el campo, el esclavo cazaba  y construía armas para sus trabajos y los de Ariadna.

Transcurridos unos meses,  ambos estaban  felices, pero los dioses se dieron cuenta de que Ariadna no estaba  y el príncipe se dio cuenta de que le faltaba el esclavo que hacía meses que había mandado al Olimpo. Los dioses y el príncipe iniciaron la búsqueda de la diosa y del esclavo. Pasaron tres meses y ni rastro de ellos.

Ya habían tirado la toalla cuando el esclavo y Ariadna decidieron volver y casarse , sin temer a nadie. Un día el esclavo y su amada decidieron presentarse ante su príncipe y ella ante sus padres, pero ninguno de los dos se atrevieron a volver a verles, temían su ira . Al príncipe le había parecido ver al esclavo y a los padres de Ariadna les había parecido verla a ella. Entonces ambas partes decidieron volver a buscarles. Mientras decidían lo que iban ha hacer se refugiaron  en el campo cerca del Olimpo. Una mañana, Ariadna decidió ir a por agua al pozo disfrazada de campesina y escuchó la conversación de dos soldados del rey de Atenas. Escuchó que estaban ya cansados de la búsqueda de la diosa y del esclavo, pero que debían   comunicarlo a los demás soldados. Entonces Ariadna decidió correr asustada y sin respiro a contárselo al esclavo para ver qué hacían. Los dos enamorados, por miedo, decidieron  volver a huir del Olimpo. Varios meses después, una noche fría de invierno Ariadna y el esclavo escucharon el galope de unos caballos, parecían muchos, el esclavo refugiado tras una roca vio que eran los padres de la diosa con un ejército de unos cien soldados dirigido por el príncipe. Cada vez más cerca ambos veían que casi les tenían acorralados, temían ser separados, y ambos temían ser mandados a matar por ordenes de los reyes. Casi les veían cuando en un momento de tensión a Ariadna se le ocurrió  usar sus poderes de diosa para convertir a su amor y a ella misma en unas bellas rosas rojas que relucían el campo. Los soldados, estaban sorprendidos porque estaban casi seguros de que estaban allí.

Desde ese momento las dos rosas se convirtieron en el símbolo del amor. Por eso todos los enamorados se regalan rosas rojas. También, por eso en las noches claras de invierno podemos encontrar en el cielo una rosa de color rojo por la antigüedad de las estrellas cerca de la osa menor, pero muy lejos de la estrella polar pues esa estrella representa a los dioses de los árboles y de las flores.

Julia García, 1ºC





Ares paseaba por las calles de Grecia con su lanza, casco y armadura, buscando algo con lo que calmar su ira, puesto que Zeus no le había dado permiso para casarse con Crestel, una heroína bellísima, muy divertida, que tocaba el arpa de manera incluso mágica y que era la envidia de todas las ninfas. En el camino, encontró la perfecta víctima: Eros. No simpatizaban mucho, es más, Ares se reía de él y Eros intentaba siempre defenderse cuando peleaban pero le era imposible ganar.

      -¿Qué tal, pequeñín?

     -Oh, Ares...

     -Ja, ja, ja ¿Te alegras de verme diosecillo?

     -Eh... Por favor, Ares, hoy no quiero peleas; he tenido un mal día.

     -Y yo, amigo mío. Y yo.

 Ares intentó robarle su arco, y lo consiguió, pero este fue rápido y no le dejó salirse con la suya. Intentó recuperar lo que era suyo y aquello solo generó una enorme lucha entre los dos dioses. Todo se movilizó y en menos de un minuto ya había allí congregado un enorme grupo de fisgones. Las flechas del amor de Eros fueron a parar a personas que ni siquiera se conocían, y en la plaza “Ágora” se formó un escándalo terrible. Los enamorados se lanzaban miraditas y las personas a las que no les había rozado ninguna flecha, estaban totalmente alborotados y gritaban: ¡Pelea, pelea!. De repente, un silencio sepulcral se apoderó de la zona y Ares (que en ese momento estaba casi clavándole su lanza a Eros) estaba muy confuso (una suerte para Eros, que también estaba perplejo). El dios Zeus apareció de pronto, convertido en un ave del paraíso y comenzó a hablar:

 -Ares, ¿cómo puedes venir a la ciudad de los mortales para dar un mal ejemplo? ¿Así es como quieres conseguir la mano de mi hija? Me parece que no, amigo. Y lo mismo te digo, Eros. Habéis infringido una ley muy importante de nuestra Constitución. Nunca debe un dios venir a la ciudad de los mortales para dar un mal ejemplo. Por ese motivo, tendréis que estar un tiempo en el calabozo.

Estos se resignaron y los guardias del Olimpo, ante la mirada atónita de la gente del pueblo, subieron a los dioses a un carromato para llevarlos hasta las sucias cárceles de Olimpia.

Mientras, Crestel observaba desde las alturas, tocando su maravilloso arpa, pero muy apenada, puesto que ella amaba al dios de la guerra y Eros, a su vez, le parecía muy simpático. Así que, como era muy avispada, decidió, una noche oscura, visitar los calabozos en búsqueda de su amado guerrero y de su acompañante. Pero no esperaba encontrarse a Zeus meditando a las tres de la mañana en el salón:

     -¿Qué haces Crestel?

    -Voy a...dar una vuelta, que no puedo dormir.

Su padre siguió meditando y ella salió del palacio de cristal, vestida tan solo con su batín, sus zapatillas y una sonrisa en la cara. Pero la cosa no era tan fácil. Los guardias estaban en la puerta de las cárceles y la doncella no sabía con qué excusarse. Finalmente, se le ocurrió una idea y fue a hablar con ellos:

    -¡Hola!

    -Hola. ¿Qué quieres?

    -Bueno, tengo aquí un papel firmado por mi padre, Zeus. (Crestel se sacó del bolsillo un papel  sucio) Es para que me dejéis pasar porque mi padre necesita que le lleve urgentemente unos...

    -Sí, está bien. Pasa.

Tal y como Crestel había planeado, los guardias estarían demasiados exhaustos y cansados como para molestarse en mirar el papel con la supuesta firma de Zeus. La hermosa diosa se adentró en los calabozos, que eran muy amplios para que ningún preso se pudiese escapar pero se perdió y no sabía cómo encontrar a Ares y a Eros. Entonces entró en una salita atraída por una especie de canto. Una mujer con un niño en brazos estaba cantando una nana y dos lagrimones le caían de los ojos. Crestel, como era muy valiente se atrevió a preguntar:

     -Ho...¿hola?

 La mujer paró de cantar y se arrodilló ante la muchacha.

     -¿Eres un ángel? Por favor, sácame de aquí, por favor, salva a mi niño, salva a mi niño, salva a mi niño...

Crestel cogió un carro (la mujer tenía la pierna demasiado herida como para poder caminar) que tenía una osa con un osito en brazos dibujado. Le llamó un poco la atención sin saber por qué, pero se dio cuenta de que no podía perder más tiempo. La mujer la miró con ojos agradecidos. La heroína los subió al carro y se puso a correr en todas direcciones hasta que encontró una salida y consiguió salir fuera, a un frondoso bosque. Agotada, calló al suelo, dormida.
 
En ese justo instante Zeus vio un resplandor que provenía de las profundidades del bosque, pero no le dio importancia y miró el reloj. Eran ni más ni menos que las cinco de la madrugada. Se acordó de su hija. Fue a buscarla a su cuarto pero no la encontró y eso le preocupó. Salió al jardín y preguntó por ella a los guardias. Ellos le contaron que había estado allí y que la muchacha traía un papel con su consentimiento. Eso le extrañó aún más. Su hija no querría escaparse, a menos que...Claro, todo tenía sentido. Ordenó a un guardia que fuese a buscarla pero oyó una especie de gruñido a su lado. Crestel estaba allí, en el suelo, inconsciente.

Crestel se encontraba en su cuarto cuando despertó. Su padre la miraba.

     -Padre, qué hago aqu...

    -Hija, ¿cómo se te ocurre entrar en los calabozos sin mi permiso? Y mucho peor, ¿mentirme?

    -Bueno, todo eso tiene una explica...

    -Sí, la imagino, pero no servirá de nada ¿Sabes que hay un laberinto del que casi nadie puede salir? Dime, ¿sabías eso?

    -No, pero...

    -¿QUÉ?

    -Padre, entré porque quería sacar de la prisión a Ares y a Eros.

    -¿Por qué?

    -Ares es el amor de mi vida, padre. No puedes decidir sobre mí y decirme lo que tengo que hacer.

    -Pero, Crestel, ese mequetrefe no te merece, ¿por qué crees que está en la cárcel, eh?

    -Por favor, dale una oportunidad...

    -Mm...Hablaré con él pero sabes que soy difícil de convencer...

    -¿Lo sacarás del calabozo? ¿Y a Eros también?

    -Está bien. Tampoco es tan grave lo que han hecho, pero...

    -¡Gracias, de verdad! Es muy importante para mí.

    Zeus lanzó un suspiro.-Por cierto...¿cómo conseguiste salir del laberinto?

    -Creo que...

    -¿Qué?

    -Nada. Será que tuve mucha suerte.

Crestel no estaba muy segura de lo que había pasado por la noche, pero creyó recordar una sombra con aspecto de oso con un osito en brazos que la llevaba en un carro hacia su casa. La muchacha lo comprendió. Ahora todo encajaba.

Ana Buza, 1ºC



Deimos era hijo de Mérope, una pléyade, y Hades. Tenía una gran fuerza y podía viajar al Inframundo sin problemas. Aunque se crio con su madre, conocía el Inframundo al dedillo. Nació inmortal, pero a los 5 años se volvió mortal, porque su madre era una ninfa mortal, dejando a sus padres muy entristecidos. Hades intentó por todos los medios, pero Zeus no aceptó, puesto que hacía poco había sufrido una disputa con su hermano, y Zeus le dijo que la única manera de hacerlo inmortal era demostrándole su fuerza, es decir, haciendo unas pruebas que Zeus le pondría.
Tras un duro entrenamiento en el Inframundo durante 19 años, Deimos empezó la primera prueba: conseguir un pincel de cerdas del pelo del caballo de Poseidón y dárselo a Atenea. Entonces Deimos fue al templo de Poseidón en la isla de Isfas. Pidió a Poseidón su asistencia mediante su padre Hades, diciéndole que su sobrino necesitaba su asistencia. Cuando Deimos se encontró con Poseidón, le explicó que necesitaba un poco de pelo de su caballo, pero este se negó, puesto que decía que su caballo perdería belleza. Entonces Deimos le dijo a Poseidón:

-Si me das los pelos, te daré mi yegua.
-¿Y para qué quiero yo tu yegua si mi caballo es el mejor?-dijo Poseidón-¿Acaso es tu yegua mejor?

Entonces Deimos dio un chiflido y por la puerta apareció una yegua negra magnífica, con el pelo largo y brillante.
-De acuerdo, coge los pelos-dijo Poseidón acercándose a la yegua.

Deimos cogió los pelos suficientes para el pincel y los metió en el palo hueco. Solo le faltaba dárselo a Atenea, cosa que no fue muy difícil, porque al salir Atenea estaba en la puerta esperando el pincel. Le dijo a Deimos que su padre le ordenó que fuera allí. Atenea le dijo que la siguiente prueba era encontrar y dar caza a un sátiro en el bosque.
Deimos partió hacia el bosque y buscó por todas partes a un sátiro, pero no encontró ninguno. Al día siguiente vio unas ninfas y les preguntó que si habían visto a un sátiro. Ellas le dijeron que uno venía todos los días con ellas, siempre a la misma hora. Entonces Deimos decidió esperar, y esperó, esperó, esperó… Hasta que vio al sátiro. Entonces se abalanzó sobre él y comenzó una lucha terrible. El sátiro embestía muy fuerte, pero Deimos esquivaba siempre en el último momento, y en un descuido del sátiro, lo mató con su espada de oro. Luego apareció Ares y se llevó el sátiro, encomendándole a Deimos la tercera prueba: derribar al coloso de Rodas solo con sus manos y volver a Isfas.

-Que fácil va a ser-pensó Deimos.
Entonces viajó hasta Rodas, donde se dispuso a destruir la gran estatua. Golpeó la estatua en un pie, y le hizo una raja. Le dio otra vez y el pie se rajó más, y a la tercera, la derribó. Se dio la vuelta para volver a Isfas, pero se escuchó en el mar un sonido extraño. De repente, aparecieron en las aguas un montón de arpías que le atacaban desde el aire. Entonces desenfundó su espada y empezó a dar sablazos al aire, pero lo único que hacía era cansarse. A continuación, esperó a las arpías y daba sablazos certeros, matando a las arpías. Después, se fue todo dolorido a la isla de Isfas. Para entonces, su padre le esperaba en el puerto. Al llegar, su padre le explicó la cuarta y última prueba: llevar a Zeus todos sus hijos. Entonces Deimos se dio cuenta de que su padre estaba preocupado. Ambos fueron al Inframundo, donde su padre le enseñó un lugar nuevo: el pozo de los espíritus, un lago de agua verde en el que nadaban y buceaban personas.

-Los espíritus pueden ir al Olimpo, pero tendrás que sacarlos tú.-Le dijo Hades a su hijo.
Rápidamente Deimos se lanzó al pozo sin escuchar el último aviso de su padre. Entonces Deimos gritaba a pleno pulmón el nombre de los héroes. Un grupo le respondió a varios nombres, por lo que nadó hacia ellos. Cada vez que daba una brazada se cansaba más y más, hasta que paró y se miró las manos. Se estaban convirtiendo en piedras, y el resto de su cuerpo también. En ese momento, nadó hacia la orilla, pero justo antes de llegar se convirtió completamente en una estatua. Su apenado padre lo recogió y lo puso en la orilla. Los demás dioses aparecieron allí y vieron como Hades convertía cada parte del cuerpo de su hijo en una estrella y las colocaba en el cielo, creando una constelación, la de su hijo.

Este mito nos explica la vida de las personas. Todas tenemos 4 pruebas:
1ª-Nacer. Es la prueba más fácil, en la que dependemos de otros.

2ª-Crecer. Para algunos es muy difícil, para otros no es tan difícil, pero tenemos que hacerlo solos, sin ayuda de nadie.
3ª-Vivir. Es la más costosa de nuestra vida, puesto que hay que llevar muchas cosas adelante.

4ª-Durar para siempre. Esta es la más difícil de todas, la que nadie ha completado, pero siempre duraremos en el recuerdo de nuestros seres queridos para siempre.
 
Antonio José Suárez, 1ºC


Según la profecía , el primer hijo de Zeus se convertiría en alguien único y diferente , sería el Dios de algo muy importante pero cuyo nombre no se decía y solo se sabía que debía cuidarlo ya que sucedería algo que nunca había pasado.

 

Un día Hera se quedó embarazada de Zeus y cuando este se enteró de la noticia esperó impaciente a su querido hijo. Cuando nació se decepcionó un poco ya que su hijo (Eclonio)  parecía del todo normal, pero no olvidó la profecía así que se hizo cargo de su hijo.

 

Después del nacimiento, Hera y Zeus no se volvieron a ver más , porque en esa época después de tener sus hijos ,tenían que volver a ser como antes,(amigos o enemigos) por una ley poco razonable. Después de varios días , Eclonio se hizo un joven apuesto y guapo, pero tenía un problema... los dioses creían  que no poseía poder. Era algo anormal pero a su padre no le importaba porque pensaba que la profecía se cumpliría con su tiempo, aunque estaba dudoso.

 

Zeus llevaba a su hijo todos los días a entrenar con la espada, porque pensaba que iba a ser un auténtico luchador, pero no fue así , cada vez que la usaba se ponía a decirle cosas bonitas como si estuviera loco o se distraía con las mariposas cuando su padre le estaba enseñando a matar y siempre se iba decepcionado. Un día Eclonio vio una ninfa (llamada Sena)y se quedó paralizado. Sintió algo que ninguna persona o Dios había sentido antes, se sintió como si volara o como si tuviera mariposas en la barriga, sintió emoción por algo nuevo, sintió un sentimiento no descubierto antes, llamado AMOR.

 

Eclonio fue amable con ella y le hizo sentir bien descubriendo así que estaban enamorados, pero justo en ese momento fueron vistos por Hermes (el mensajero de los dioses) y fue enseguida a contarle lo ocurrido a Zeus. Cuando Zeus se enteró se alzaron grandes truenos y tormentas, y enfurecido fue a buscarlos. Eclonio se convirtió en un caballo y huyeron hacia un profundo bosque. Pero Cuando Eclonio se dio cuenta ,vio que a Sena le cayó un rayo encima y no se despertaba.... estaba muerta. Su felicidad pasó a sentimientos malos, dolor y depresión . Fue a un lado del bosque y la dejó sobre una piedra adornándola con flores y, dejándose caer de rodillas, empezó  a llorar.

 

Después, con enfado, fue al Monte Olimpo y le contó a su padre lo importante que era para él el amor que sintió por aquella ninfa y el terrible error que había cometido. Zeus no comprendió aquellas palabras pero le dejó marchar ya que no quería más discusión con su hijo . Eclonio fue a buscar a la diosa de la muerte para que le quitara la vida ya que no podía vivir con la tristeza por la pérdida de Sena y solo ella podía quitársela a un dios si ese era su deseo.... y así fue .

 

Cuando Zeus fue a buscar a su hijo lo encontró muerto y entonces con dolor comprendió la profecía: la cosa más importante del mundo era el amor  y vio que su hijo  tenía un poder, era el dios del amor . Con grandísimo arrepentimiento de no haber escuchado a su hijo le pidió a la diosa de las estrellas que dibujara en el cielo una constelación con forma de corazón en honor a Eclonio y Sena .Desde entonces cada vez que aparece esa constelación (llamada Ameur)  es el día de San Valentín (el día de los enamorados). Zeus nunca se olvidó de su hijo y se dejó llevar por el amor dejando que fluyera en los corazones de los demás dioses.
Emili Orjev, 1ºC




Poseidón, dios de los mares, de los terremotos y de las tormentas, se solía representar con un tridente. Un buen día, se enamoró de una sirena llamada Ariadna de bello rostro. Ella se sentía tan sola y protegida que a veces le  daba la sensación de que no tuviera vida propia, es decir, la vida perfecta que ella había soñado desde que era pequeña. Él la perseguía y la espiaba a todas horas hasta que se dio cuenta de que tenía dos protectoras: Anghela, cuyo nombre significa ángel de la guarda, era alta y grande, su pelo era oscuro y su piel clara; y la segunda se llamaba Gespia, poseía un bello rostro y un cabello muy largo. Su nombre significaba la mejor protección.
Cuando Ariadna se dio cuenta de que un extraño hombre la perseguía se informó sobre quién era y averiguó que se llamaba Sócrates. Ella se sentía intrigada pero a la vez sentía miedo.

Un día, convenció a sus protectoras para poder salir sola y se fue a buscar a Sócrates, buscó pero no le encontraba hasta que él fue a ella, entonces ella le preguntó que quién era y por qué le perseguía a todas partes.

Él le intentó explicar que estaba enamorado de ella pero justo en ese momento aparecieron Gespia y Anghela y rápidamente se la llevaron. Ariadna se vio, en ese momento, obligada a dejar a Sócrates con la palabra en la boca.

Al día siguiente, Ariadna se encontraba encerrada en su habitación  custodiada por Anghela y Gespia. Ella, llena de intriga, desafió a sus protectoras y  salió de su habitación hasta llegar a la puerta sin que nadie se diera cuenta. Se fue corriendo a buscar a Sócrates y a exigirle que le siguiera explicando por qué la seguía a todas horas.

Lo encontró en la orilla del mar y él le dijo que estaba enamorado de ella y a la misma vez ella le confesó, llena de timidez, que sentía lo mismo por él, en ese instante, a él se le puso una sonrisa de  oreja a oreja.

Entonces fue cuando Sócrates confesó a Ariadna que él en realidad era el dios del Olimpo Poseidón. Se sorprendió, pero no mucho porque ella tampoco era una  humana, era una sirena. Se metió en el mar y, de pronto, le salió la cola y dijo a Poseidón:

-Mira este es mi secreto-

Él se sorprendió y le preguntó si este era el motivo por el que la protegían tanto esas dos  mujeres.
Ella le respondió que sí, sintiéndose mal. Se abrazaron y se prometieron a ellos mismos que todos los días se verían a la orilla del mar al anochecer sin que nadie se diera cuenta.

Se fueron cada uno a donde le correspondía aunque no con tristeza, se alejaron con alegría porque sabían que iban a volver a verse cada día.

Al día siguiente, al caer la noche, volvieron los dos a verse sin ninguna dificultad en el sitio que habían quedado el día anterior, se fueron felices y volvieron a quedar para el otro día.

Al otro día, volvieron al mismo sitio pero a Ariadna la vieron dos hombres que la conocían, entonces ella, sin darse cuenta, siguió dirigiéndose hacia donde habían quedado.

A la mañana siguiente, los hombres ya se lo habían contado a Gespia y a Anghela, y al bajar Ariadna de su habitación se lo contaron y le prohibieron salir, encerrándola en una habitación bajo llave y sin ventanas para toda la vida. Ella se sentía mal por no poder salir a despedirse de Poseidón y también porque nunca lo podría volver a ver y siempre estaría en la  eterna oscuridad. También le apenaba pensar en que Poseidón al ver que no asistía a sus citas con él se olvidara de ella. Mientras, Poseidón siguió yendo a la orilla del mar todos los días al caer el sol porque nunca se cansaba de esperarla; decía que tenía toda su inmortalidad por delante.

Y, por eso, en el cielo de primavera aparecen la constelación de Ariadna y de Posesión separadas por las constelaciones de Gespia y de Anghela .
María Camacho, 1ºC


Hace mucho tiempo los esclavos que fueron comprados por los ejército crearon una liga de fútbol para poder quitarse de la cabeza que nunca verían a sus familias y a sus amigos. Las personas más ricas del país crearon los equipos como el Atlético de Carmona, que fue creado por Hércules, y el Sevilla, que fue creado por Ignacio Armijo una de las personas más ricas del mundo.

Estos dos equipos tenían una rivalidad impresionante, tanto que los esclavos se llegaban a matar al terminar el partido, lo llamaban el derbi esclavizado.

El Sevilla estaba pasando la peor racha de su vida, Julio César, que era el entrenador, llevaba mucho tiempo sin ganar un partido, en ese momento el club lo estaba pasando muy mal, los aficionados no iban a ver el partido; entonces el club no tenía dinero y los esclavos estaban muy tristes porque no ganaban y veían como, cada vez, había menos aficionados en el estadio. Aunque ellos lo daban todo por el equipo porque podían conseguir el indulto ya que en la antigüedad los esclavos se ganaban la liberta si lo daban todo y si la afición les quería, como ocurrió con el caso de Biri un mítico esclavo que se ganó la libertad a base de ganar y darlo todo por el equipo y la afición.

Por la noche, al salir de un partido, Crono, un aficionado, habló con sus amigos para crear una hinchada y poder así ver si dejaba el equipo de perder. Habló con su amigo Zeus que al igual que Crono no quería seguir viendo al equipo en esas condiciones, Apolo le dijo que quería hacer lo mismo porque cada vez que el Sevilla perdía ya estaba harto de mandar tornados a la ciudad del equipo contrario, a Zeus le pasaba lo mismo que a Apolo pero él mandaba rayos a todos los estadios contrarios, Hefesto decía que sí pero le parecía que era imposible y que mientras antes lo hicieran mejor porque le daba pena tener que mandar siempre fuego a la las ciudades contrarias.

Un día se reunieron con Ignacio Armijo, el presidente del club, y él le dijo que podían hacer lo que quisieran mientras que el Sevilla ganara los partidos, y le pusieron el nombre Biris Norte por el mítico esclavo que lo dio todo por el equipo y por la afición.

El día que se celebraba el mítico Derbi esclavizado, Hermes un aficionado del equipo vio en el cielo un escorpión y le pareció raro, el derbi comenzó , en los primeros minutos el Atlético de Carmona le dio al larguero, el estadio y Biris norte se vinieron a abajo pero Julio César al ver que los aficionados se habían desmoralizado, animó a los jugadores: “vamos chicos, vamos a hacerlo, por el indulto y por ellos”, señalando a la afición y entonces los esclavos se vinieron arriba y marcaron un gol. Este lo marcó Eros, un esclavo querido por la afición, el Sevilla fue delante todo el partido pero a diez minutos del final marco el Atlético de Carmona y se volvieron a venir abajo pero Eros tiró de todos y marcó otro gol que les dio la victoria.

Después de este día, se fueron sucediendo otros partidos donde el Sevilla no perdía, y desde ese momento hasta ahora, cuando en el cielo se ve un escorpión el Sevilla siempre gana el partido.

 
Ignacio Armijo, 1ºC


Cuando pasaron los años y los tres hijos de Crono y Rea se hicieron mayores, se desencadenó la batalla entre los Titanes, que eran una raza de poderosos dioses que gobernaron durante la legendaria edad de oro.

A los tres hijos se le proporcionaron armas: Zeus, el rayo; Poseidón, el  tridente y Hades, un casco de invisibilidad.

La batalla ya llevaba tres años, cuando un día Zeus fue a Titania, la ciudad de los Titanes. Fue acercándose poco a poco hacia la puerta trasera de la muralla, cuando una joven y hermosa titán salió en busca  de agua a un pozo cercano de allí.
 
Zeus se escondió lo más rápido que pudo detrás de unos matorrales, él sabía que debía matarla pero se quedó tan admirado por su belleza que no pudo hacerlo, entonces comprendió que estaba enamorado de ella. Cuando regresó con sus hermanos les confesó que no podía seguir luchando con los titanes, pues estaba enamorado y no podía ver morir a aquella titán. Hades y Poseidón no podían permitir que su hermano no luchara, si no la derrota sería segura.

Zeus, si no luchas mataré con mis propias manos a esa titán de la que hablas y te arrepentirás toda tu vida de no haber luchado!- dijo Hades.

-Di toda lo que quieras, pero no lucharé- le respondió Zeus-

-Como tú quieras, pero te arrepentirás de esto-

A la mañana siguiente Hades cogió su casco de invisibilidad y se fue a  esperar que la titán saliera en busca de agua. Cuando salió Hades se le acercó por detrás sin hacer ruido y le clavó  una espada en el corazón.  Zeus se cabreó tanto que cogió su rayo y abrió una grieta enorme donde  se podía ver la lava caliente y las almas de los muertos, es decir, el infierno. Empujó a su hermano hacia el vacío desterrándolo allí para toda su vida.

Entonces dijo Zeus: - desde hoy todas aquellas personas que hayan sido malvadas, serán enviados al infierno con mi hermano Hades -.

Ignacio Ramírez Acal, 1ºC


Ares se consideraba el dios olímpico de la guerra, aunque era más bien la personificación de la fuerza bruta y la violencia. Ares tenía una cuadriga tirada por cuatro sementales inmortales con bridas de oro que respiraban fuego. Entre los demás dioses, Ares era reconocido por su armadura de bronce y por la lanza que blandía en batalla.

Él estaba en el Monte Olimpo con sus amigos; Hades y Poseidón.

Hades, aludía tanto al antiguo inframundo griego, como a la morada de los muertos. Sus atributos eran parecidos a los de Zeus“cuando lanzaba un rayo”, sombrío, pero grandioso.

Poseidón, era el dios del mar, las tormentas y «Agitador de la Tierra», y de los terremotos en la mitología griega.

Los tres estaban muy aburridos y decidieron ver todas las guerras y países que estaban enfrentados en el mundo. Encontraron una guerra que tenía mucha gente luchando. Era la guerra de Troya. Y se les ocurrió participar en ella. Cada uno, se armó con una espada, una lanza y un escudo.

Cuando se dirigían a la guerra de Troya, apareció Zeus, que era el «padre de los dioses y los hombres», y gobernaba a los dioses del monte Olimpo. Este les preguntó que a dónde iban. Después de respondedle, Zeus les dijo que si él no iba, tampoco iba a ir nadie. Así que ya eran uno más.

Cuando llegaron a Troya vieron que había muchos guerreros, pero eso solo les provocó un mayor entusiasmo por pelear.

El primer día les fue muy bien porque eran dioses y no les costaba pelear. Pero conforme pasaban los días más se cansaban y eso era peor. Uno de esos días, Ares peleó contra un joven que era delgado y parecía que no era muy fuerte. Pero cuando empezaron a luchar, Ares se dio cuenta que era bueno luchando y que él no le iba a poder ganar así que se rindió. El chico era Aquiles, en la mitología griega Aquiles solía ser calificado como «el de los pies ligeros» y de todos los que lucharon en la Guerra de Troya fue el más reconocido.

Los cuatro volvieron al Monte Olimpo un poco defraudados. Y se dieron cuenta de que no siempre tenía que perder el más pequeño y peor, ni siempre tenía que ganar el mejor y más grande.

 
Pedro Rivas Sanromán, 1ºC



 
En el monte del Olimpo todo iba muy bien, hasta que Apolo, vio a Zeus con otra diosa. Dios de la belleza, la música, la poesía y las artes, hijo de Zeus y Leto y hermano mellizo de la cazadora virgen Artemisa.  Este dios se enteró de que su padre, Zeus, había tenido hijos con otras diosas y otras mujeres además de con Leto.

Zeus era el padre de todos los dioses y el hijo más joven de los titanes Cronos y Rea.

Leto era la madre de Apolo, era hija de los titanes Ceo y Febe y, madre junto a Zeus de los mellizos Apolo y Artemisa.

Para calmar su enfado, Apolo  mandó a los humanos una maldición que hiciera que todos se robaran y se pelearan. Siempre había discusiones y broncas por todas las calles.

Cuando Zeus escuchó el escándalo que formaban los humanos, se enfadó y fue a hablar con Apolo, quien ya contento por su venganza, se fue a descansar un rato. Zeus entró en su casa formando mucho ruido debido a su enfado y le pidió que le explicase por qué había hecho eso. Apolo le explicó el origen del problema y tras varias horas discutiendo lograron llegar a un acuerdo

 Zeus iba a tener otro hijo con Leto, la madre de Apolo. Se llamaba Tamio y era el dios de la amistad. Era guapo y se parecía a su hermano Apolo. Tamio arregló las discusiones, las peleas y el escándalo y cuando se hizo mayor, decidió quedarse en a vivir con los humanos para que nunca más se pelearan. Algunos humanos quisieron que Tamio de quedara y lo aceptaron, pero otros lo rechazaron. Para solucionar esto los humanos que lo aceptaron se fueron a vivir a un lado del planeta, eran los que tenían muchos amigos y se llevaban bien con todos. Estas personas eran felices, no se peleaban aunque los otros les robaban y provocaban peleas. En sus pueblos, por supuesto, había parques, pistas de deportes, pabellones y todo en buenísimo estado. Los que  rechazaron al dios de la amistad, se fueron al otro lado del planeta y se quedaron con pocos amigos o sin ninguno y siempre estaban metidos en las peleas, no tenían futuro porque no le dejaban con los robos y las peleas o porque para conseguir dinero u objetos de valor, tenían el recurso de la violencia y el robo. En sus pueblos había parques y otras zonas de ocio pero en menos cantidad que los que se quedaron con Tamio y por supuesto la mayoría estaban rotas.

Juan Jiménez Alonso, 1ºC

 
Artemisa  hija de Démeter, era la diosa de la  caza. Un día  estaba dando un paseo, ella estaba aburrida pero no quería cazar más animales por diversión. Se le ocurrió ver que tal se le daba la pesca, se acercó a un río que había por allí cerca y decidió meterse en él para iniciar su misión. En el río se encontraban muchos peces diferentes, a ella le llamó la atención uno multicolor muy bonito y de tamaño normal. Se dirigió despacio hacia él y cuando ya  estaba lo demasiado cerca como para cogerlo se lanzó y lo intentó capturar. En el primer intento el pez se escapó, ella no se daba por vencida. Pero antes de que  pudiera volver a probar el segundo intento, el cielo se puso oscuro, de repente empezó a llover con fuerza y cuando menos se lo esperaba salió del pequeño río el dios del mar “Poseidón”.

Él muy enfadado decidió lanzarle  una gigantesca ola de agua a Artemisa, pero antes de que ocurriera lo peor apareció ZEUS, el rey de los dioses.

Este lanzó un trueno que hizo que la ola de Poseidón se parara en ese mismo instante. Artemisa, ya que su poder no podía hacer nada contra Poseidón, le dio las gracias a Zeus.

Tras muchas  peleas y discusiones Artemisa prometió no volver a pescar y Poseidón no volver a usar sus poderes contra alguien sin tener una explicación por la que utilizarlos.

Gracias a este  mito uno de los días del mes de Agosto en el cielo aparece una constelación parecida a dos peces, que representan a Poseidón y a Artemisa unidos y perdonados. Ese día todos los pescadores se acercan a los ríos más próximos  porque dicen que es un gran día para poder pescar.

         
Noelia González, 1ºC




Deméter era la diosa de la agricultura y como le tenía tanto cariño al campo se creo ella su propio huerto. En el huerto había varios tipos de frutas y de flores. Como manzanos, perales y otras tipos de frutas. De flores, había jazmines, rosales y una gran gama extensa de plantas de todo tipo y color. Ella, cuidando su huerto, se sentía muy bien y muy a gusto, porque hacía lo que más le gustaba, cuidar su huerto. Un día pasó un muchacho y se enamoraron. Era un hombre opuesto y alto, se llamaba Alejandro.

Deméter estaba tan enamorada que pensó presentárselo a su hermano Zeus, pero este no lo aceptó ya que sabía que era un humano.

Deméter no hizo caso al rechazo de su hermano y siguió con el muchacho. Todas las tardes quedaba con Alejandro y cuidaban el huerto juntos.

Zeus tenía tanta envidia de aquello que planeó hacerle la vida imposible a su hermana Deméter para que dejara al muchacho; le hizo muchísimas jugarretas, la que más le dolió fue que su hermano le rompiera el vestido que Alejandro le había regalado, ella se pasó dos meses llorando desconsoladamente. Su hermano se sintió tan culpable que decidió dejar que se vieran, pero solo en primavera, por eso cada primavera salen las flores y está todo muy colorido, porque ella es cuando puede cuidar su huerto, ver a Alejandro y se siente muy feliz.
Noelia Gómez, 1ºC




Definición de la RAE

mito1.

(Del gr. μῦθος).
1. m. Narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Con frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes acontecimientos de la humanidad.
2. m. Historia ficticia o personaje literario o artístico que condensa alguna realidad humana de significación universal.
3. m. Persona o cosa rodeada de extraordinaria estima.
4. m. Persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen.


  1. Elabora una definición con tus propias palabras sobre Mitología  
  2. Indica cuáles son los nombres de los siguientes dioses griegos en la tradición romana y enumera cuáles son  sus características principales: Zeus, Poseidón, Apolo, Hera, Démeter, Artemisa, Ares, Atenea, Afrodita y Hefestos
  3. Investiga sobre la Guerra de Troya y explica qué la desencadenó, cómo se desarrolló y cuál fue su desenlace

La mitología en el arte:

Escultura: Mito de Apolo y Dafne
http://www.artehistoria.jcyl.es/ciudades/obras/27238.htm

Música: Orfeo y Eurídice
http://www.operasiempre.es/category/obras/orfeo-y-euridice/