Bonito fue
mientras durara
y quién no lo
buscara.
Pero el secreto
no está en perseguirlo
sino esperar su
llegada.
Aún vienen a mí
recuerdos,
recuerdos de
tardes doradas,
alegría en todos
los rincones
mientras con él
me encontrara.
Gigantescas nubes
blancas,
esponjosas como
algodón,
cielo azul
intenso,
y suave brisa
que por él surcó.
El piar de los
pájaros en mis oídos,
los rayos de sol
en mi piel,
mi pensamiento
vuela lejano,
lejano junto a
él.
A calidez y
nostalgia se me asemeja,
otros no lo sintieran
igual,
pero yo recuerdo
la felicidad del comienzo
y no la tristeza
del final.
Aprendí con él a
disfrutar
de los buenos
momentos y los malos dejar atrás,
y esperar un
nuevo principio
y aprovecharlo
como no hiciera jamás.
Rocío García Pedrote. 4º
C
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